Tuesday, February 23, 2010

¡Bomba de Tiempo!

(Photo: Bomba de Tiempo, Ciudad Cultural Konex, Buenos Aires, Argentina)


"Our lives are too short remember, we swore we'd never surrender," Our lives are to short - Outlines.

En Buenos Aires hay un plan bastante conocido tanto por los porteños como por los turistas y extranjeros. Es lo que podríamos llamar el plan del lunes en Buenos Aires. Este espectaculo es una banda que se presenta en lo que se llama la Ciudad Cultural Konex (Sarmiento 3131), es una banda de instrumentos más que todo de percusión. El nombre, Bomba de Tiempo, el sitio es una edificación bastante grande, una tarima en el medio y por encima del nivel de suelo, es un area gigante sostenida por columnas en concreto, todo pintado en blanco.

A la entrada a una larga fila y una que otra gota de lluvia que cae, se compran las boletas y se accede al sitio. Un patio gigante con una 'K' en el medio, hacía el lado se encuentra la sección de comida y bebida, no sé si hay gente que come ahí porque la verdad lo único que vi, eran personas con vasos gigantes llenos de cerveza. Vasos de un litro aparentemente, de esos que en medio del calor que uno se imagina que va a hacer durante el espectáculo, aparece como algo enviado del cielo para calmar la sed y el calor. Es simplemente buenisimo.

Entramos al sitio (J-E, Lucy, Archi y Yo) ya bastante lleno, ya con bastante calor, evidentemente es en ocasiones como estas en las que me frustra de sobremanera ser tan bajita pues me tocó un tipo gigante en frente (tengo la sospecha que era Aleman, sólo los alemanes pueden ser así de grandes). Eventualmente logramos acomodarnos mejor y ver la banda, un grupo de alrededor 12 o 13 integrantes, cada uno con su respectivo instrumento y en el medio está el que dirige. Empezaron a tocar la música e inmediatamente entró un ambiente de fiesta, en el que todos bailan, siguen el ritmo, aplauden, chiflan, gritan, etc. Gente de todas partes está en este sitio, en verdad en lugares como este es donde es casi imposible NO encontrarse a alguien, incluso yo, que no conozco a nadie en esta ciudad, logré encontrarme con alguien.

Es imposible no sentir la música, no tener ganas de bailar, el ambiente de festejo, de locura de apodera del sitio y todos andan en la misma vibra. Los vasos de cerveza ya vacíos olvidados en el piso, la gente saltando, bailando, tomando fotos y filmando. Entre los mismo músicos improvisan un poco, sacan ritmos diferentes, toman turnos para dirigir la banda, se voltean hacia el público y todos aplauden al ritmo que se imponga.

Después de dos horas el show va llegando a su fin, la banda toca su canción y la gente sigue enrumbada, ya a nada importa el calor, la gente, nada, se disfruta de la música y punto. Al finalizar una enorme ola de aplausos el grupo deja la escena mientras nosotros solo gritamos: "Otra, otra otra..."y segundos después regresan para tocar una última canción.

Finalmente salimos todos, sudados, tibios, con calor, pero completamente extasiados. Queda uno con ganas de más, de volver todos los lunes, de volver y disfrutar y poder tener este tipo de diversión un lunes, un día tan inaportante como el lunes, ese día el cual uno normalmente detesta por sus connotaciones de primer día de la semana, etc. Este show da un razón para esperar el lunes con ansias, para decirse que no sólo es el fin de semana que cuenta, sino que en una ciudad como Buenos Aires es posible encontrar una rumba, toda una farra, una buena vibra en un día como el lunes.

Lo único que puedo decir, es que ya encontré mi plan para los lunes de ahora en adelante.

"Let this be our little secret, no one needs to know it's meaning", Little Secrets - Passion Pit.

Monday, February 15, 2010

Choc Thermique

(Photo: Entrada Subte D, Av. Saenz Peña, Buenos Aires, Argentina)

"So please,please, please let me, let me, let me, get what I want this time," - Please, Please, Let Me Get What I Want - The Smiths

Luego de pasar casi dos semanas en Buenos Aires, en mi nueva vida, etc. Considero prudente escribir una entrada acerca de lo que ha sido esta nueva experiencia, este aterrizaje en tierra desconocida (y al mismo tiempo no tanto). Buenos Aires ya conocía, pero como dicen, conocía como turista, conocía las cosas que todos conocen cuando vienen aquí, el Obelisco, la Casa Rosada, la Boca, Caminito, etc. En los días que pasé aquí me ví más que todo rodeada de turistas que de argentinos y en verdad me dí cuenta que esa no es la experiencia que buscaba vivir, no me quejo, conocí la ciudad y me encantó y afortunadamente me dejó con esa gana de volver y adentrarme más en lo que es la vida porteña.

Durante el mes que pasé de vacaciones en Diciembre logré tener un poco más de esta experiencia. J-E, quien ya llevaba 5 meses en Buenos Aires, estaba muchísimo más acostumbrado a la vida cotidiana, sabía a que sitios ir, qué calles o que buses tomar. Es eso de vivir en una ciudad y saber que las cosas que tienes estan ahí a tu alcance, que tienes todo el tiempo del mundo para conocer y que cuando conoces es algo que se vuelve parte de ti, de tu cotidiano, es constante.

No voy a pretender decir que conozco bien Buenos Aires, ya me he perdido una que otra vez y tomado el bus que no era, pero bueno, me pasó en Lyon, evidentemente también tenía que pasar aquí. Pero ya es esa sensación que tengo de saber que voy a pasar los proximos 3 años de mi vida aquí que hace que me diga en mi cabeza, tienes tiempo, disfruta. Saber que en un mes estaré en la Universidad, que logré lo que siempre quise, que fue poder estudiar en otro país. Ya no depende de un examen, ya no está en veremos, es seguro, heme aquí en medio de esta ola de calor en esta enorme ciudad. Estoy feliz.

He caminado un poco la ciudad, he conocido el barrio en el que vivo y también he tratado de conocer bien a mis compañeros de piso. A Dave (inglés) lo conozco más que a Ariel (argentino) ya que pasé mi primera semana en este apto con el, hablamos, jodimos, nos reímos, vimos películas, salimos. Nos llevamos bien y por ese lado me encanta esta nueva experiencia de compartir un piso con gente, es una cuestión de abrirse un poco y conocer a otras personas y aprender a vivir con ellas.

Para mi esta semana fue toda una aventura, tratando de conseguir un celular (con contrato es imposible si no tienes DNI) pero pues yo no conocía este detalle entonces me paseé por todo Buenos Aires buscando el modelo que se ajustaba a lo que podía pagar. Pagué mi universidad, feliz de saber que ya estaba adentro y que no tenía que tomar el curso cansón de ingreso que no te asegura la entrada a la Uni. Salí con J-E algunas veces en algunos bares y restaurantes y estuvo bien.

No sé si es que aún tengo la cabeza en modo avión, pero ya tengo la impresión que vivir aquí va a ser un cuento completamente distinto, ya no estoy con mi familia ni con mis amigos y en verdad puedo contar con los dedos de una mano, la cantidad de gente que conozco aquí. Es en verdad una nueva vida, nueva gente, nuevo todo. Es lo que estaba buscando, lo que había querido desde hacía mucho tiempo y lo que temí que no iba a poder tener sino hasta mucho después. Pero no, heme aquí, con ventilador al lado y contando estas dos semanas que acaban de pasar. Aún me quedan cosas por hacer, trámites y cosas, pero es todo parte del plan y la verdad siento cierta satisfacción (pero igual ni tanta) al saber que tengo que hacer estas vueltas, las cuales me permitirán quedarme aquí.

Por ahora disfruto de mis vacaciones porque tengo vacaciones hasta marzo, duermo como una morsa, salgo a caminar por las calles, voy a restaurantes y bares de vez en cuando y nunca falta la buena rumba para completar el combo. Por ahora la vida se pasa tranquilamente y espero ver cómo se pasa todo en la Universidad. Esta es la vida que quería para mi y no hay cosa más satisfactoria que saber que puedo vivirla. Si las cosas no salieron como lo quería hace 6 meses, bueno, ahora están bastante bien.

Por ahora lo único que necesito que pase rápido es esta ola de calor que, si sigue como va, va a terminar derritiendome de verdad.

Esse Quam Videri

Tuesday, February 2, 2010

..Despegue Repentino..

(Photo: Parque Conjunto El Velero, Bogotá, Colombia)


"Well I wish I could think of some cliché to mouth, to make our parting seem less sad," - Run,Honey, Run - Morcheeba

Ayer primero de febrero fue de cierta manera toda una aventura y una carrera contra el reloj. Desde el comienzo del día fue ir a cuadrar todos los últimos detalles antes del vuelo (tentativo), comprar cosas, fijarme que no se me estuviera quedando nada y sobre todo hacer que mis pertenencias cupieran en la maleta sin que tuviera que pagar algún tipo de recargo o peor aún, que tuviera que dejar algo atrás.

Mi día se dividió entre hacer vueltas para mi y ayudar a mi mamá a cuadrar su drama con la camioneta (la cual se habían llevado para los patios, para aquellos que vivimos o conocemos Bogotá sabemos la desgracia tan infinita que esto puede conllevar). Lo simpático o más bien bizarro del día de ayer es que no sabía sí si me iba o no, no sabía si sentir la nostalgia de partir por lo menos por un año de Colombia, si mirar a mi hermano y que me diera cosita de saber que al nene le iba a dar un guayabo tenaz cuando me fuera. Pasé el día como cualquier otro, confieso que estuvo muchísimo más movido que los otros días de las últimas dos semanas. A las 6:30 pm estaba parada en frente de mi maleta, ya llena (y bastante pesada también), hablando con mi papá las cuestiones de logística y con Juan Sebastian al lado, quien había ido para despedirse. En medio de tanto ajetreo y tanta cosa, no lograba sentir nada frente al hecho que tal vez partiría esta noche, sólo sabía que quería irme pero no lograba hacerme una idea ante la posibilidad que se acercaba con cada hora.

Luego de despedirme de Juan Sebastian, me bañe rápido y a aquello de las 7:15pm estaba saliendo de mi casa, despidiendome de mi papá, y fue la despedida más rara de mi vida, pues en verdad no sabía si nos volveríamos a ver esa noche o si en verdad seria hasta la próxima vez que venga a Buenos Aires o hasta que yo vuelva a Colombia. Él, evidentemente, aún seguía con la cabeza en las cuestiones de logística y oí como le dijo a mi mamá mientras salíamos: No se te olvide darle las recomendaciones (las cuales me han venido dando desde hace unos 3 meses). La despedida de mi hermano fue igual, estaba ahí comiendo pasta muy tranquilo y de repente se me hizo raro despedirme de él, una vez más sin saber que tan verdadera era esta despedida.

Salimos para el aeropuerto y llegamos tipo 7:45, fuimos directo al counter sin siquiera sacar mi maleta de la camioneta por aquello de que en verdad estaba muy pesada y que si en verdad si encontraba vuelo vendríamos a sacarla rápido. Una vez en el counter, mi mamá y yo entramos en modo "Carita de Bambi" para rogarle a la señora que nos consiguiera un puesto en el vuelo, que era urgente, necesario etc. Nos dijo que debíamos esperar una hora, debíamos volver a las 8:45pm, es decir faltando 15 minutos para que cerraran el vuelo. En vista de que teníamos una hora para quemar, nos fuimos a comer a Crepes, una vez más en mi cabeza tenía la extraña sensación que esta podría ser mi ultima comida en Bogotá por mucho tiempo, pero sabía igual, me sentía igual, todo parecía remoto y desconocido.

Comimos y fuimos a buscar un libro para matar tiempo en el vuelo (tentativo) pero nos dimos cuenta que ya casi era la hora de volver al counter entonces dejamos el libro de lado. Bajamos una vez más, entrando de nuevo en Bambi mode y estábamos listas para joderle la vida a los de Avianca hasta que no hubiera ya nada más que hacer. Finalmente después de unos minutos que parecieron literalmente horas, mi mamá salió corriendo por la maleta (que, quisiera volver a remarcar, estaba verdaderamente pesada), volvió, la señorita sacó rápidamente mi tarjeta de embarque y de repente la tenía en mis manos. Volteé a mirar a mi mamá y ahí estaba, a mi lado y con los ojos aguados. Fue en ese lapso mínimo de segundos que me di cuenta que me iba, que ya, era definitivo y que tenía que correr a la puerta de embarque porque ya no tenía tiempo.

Salimos afanadas hacía el segundo piso del aeropuerto, yo tratando de llamar a J-E para avisarle que llegaba hoy y mi mamá hablando con mi papá, diciendole que tenía la tarjeta, que me iba. Y de repente, ahí estábamos, en frente de inmigración, en esa sección del aeropuerto donde se aglomeran grandes grupos de gente para despedirse, se abrazan, se desean buen viaje, lloran, se ríen y mi mamá y yo corriendo. Me despedí muy rápidamente de mi papá y no alcancé a hablar con mi hermano, abracé a mi mamá, quien aún tenía los ojos aguados y nos despedimos.

En medio de tanto ajetreo, tanta vuelta, tanto afán y tanta incertidumbre no alcancé a sentir el peso de lo que fue este despegue repentino. Un momento tenía a mi mamá al lado al siguiente andaba caminando por el Duty Free, camino al vuelo que me traería a la capital Argentina. El mirar mi tarjeta de mi cuenta del karma que es conseguir un vuelo a último momento, efectivamente a uno le dan una silla, la cuestión es que es la peor silla de todo el vuelo. Para recuerdos futuros, la silla que me dieron: 37F --> para aquellos incultos que no saben que silla es, pues a ver, de manera ilustrada, iba haciendole visitas a las azafatas. Mientras iba entrando al avión, un hombre que estaba delante mío con su esposa le dice: "35D, bueno al menos no nos dieron la última fila, la 37 creo, con esos asientos que no se pueden mover y que estas definitivamente en la cola del avión, es tenaz, inhumano casi." Y yo ahí atrás escuchandolo relatar lo que serian las próximas 6 horas de vuelo.

Efectivamente sentí el vuelo en su máximo esplendor, si les gusta sentir lo que es volar, recomiendo que la próxima que viajen en avión pidan específicamente esta silla. Durante el vuelo pensé en sacar mi computador y escribir esta entrada mientras volaba, habría sido una experiencia diferente, pero la verdad mientras veía la película, que ya ni me acuerdo cual era, entré en un estado en el que dormía pero en verdad no. Mi cabeza daba vuelta de un lado al otro, no lograba acomodar mi almohada, mi cobija se me caía y me daba frío. En verdad no pude ser más feliz (y al mismo tiempo ni tanto porque estaba casi dormida) cuando el capital anunció que comenzabamos el descenso hacía el aeropuerto Ezeiza.

Evidentemente lo que me impacto de mi llegada fue la ola de calor que sentí, incluso a las 7am. Al tomar el taxi no pude ser más feliz de saber que tendría aire acondicionado por lo menos durante la hora de trayecto de toma llegar a Palermo. Hablé un rato con el conductor, quien resultó ser bastante simpático (eso de que lo invitan a tomar cerveza y todo a uno). Llegué al apto de J-E, una vez más ligeramente atontada por la temprana hora y por el peso del calor que azotaba, subimos la maleta (no sin esfuerzo), escribí un rápido e-mail para avisar que mi llegaba exitosa y proseguí a quedar placidamente dormida hasta que un taladro (manejado por obreros justo abajo de la ventana) me despertó.

Qué hacer hoy, antes de que la vida 'real' comience una vez más? Una cerveza fría cae bastante bien.

"Appena prima di partire," - Zero Assoluto