Monday, January 25, 2010

..Un Paro Cardiaco Para Llevar Por Favor..

(Photo: Parrilla 'El Torito, Costanera Sur, Buenos Aires, Argentina)


"Me verás volar por la ciudad de la furia, donde nadie sabe de mí y yo soy parte de todo," - Ciudad de la Furia, Soda Stereo

Creo que sobra decir que soy un fracaso para los blogs, pasar más de un mes sin escribir es la clara evidencia de este hecho, incluso durante el tiempo que pasó pensé en cosas para escribir pero Dios en medio de tantas cosas para hacer y de no hacer nada, no me nació el impulso para escribir. Es por eso que ahora, un mes y 23 días después vuelvo a esta página que en verdad no quisiera abandonar.

Bueno dejando de lado toda la chachara acerca de mi fracaso como bloggeadora (linda la palabra), volvamos a lo que importa, que vendría siendo la entrada en sí.

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Durante el mes de diciembre realicé un viaje a Buenos Aires para visitar a J-E y para disfrutar del placer que son los alfajores, helados, vinos, carnes, chocolates y caminar por las calles porteñas. Fue un muy buen mes, dos semanas en Buenos Aires y dos semanas viajando por el norte argentino y negriandome para quedar bien morena. Caminamos, comimos, bebimos, salimos, nos reimos, nos quemamos, hablamos, tomamos fotos, vivimos la life argentina.

En medio de tantos placeres argentinos no podiamos dejar de lado el paseo a la Costanera Sur, plan que no hice la primera vez que fuí a Argentina con mis padres. Qué es la Costanera Sur? Bueno, tal vez me equivoque en mi descripción pero para mí es la avenida que bordea el río de la Plata y que pasa al lado de la Reserva Ecológica, con botellas de plastico y basura en la mitad detalle que hacer que en medio del calor veraneo de BsAs dan bastantes ganas de meterse al agua. Qué hay en la Costanera Sur? Fácil, Bondiola, Choripan y música to go avec.

Creo que fuimos un sábado, con muchísima hambre luego de no haber comido nada antes de salir del apartamento, caminando al lado de los edificios de Puerto Madero, un pequeño parque, un campo y vías férreas cubiertas casi completamente por el césped. Llegamos a la Costanera, ya con el hambre al 100% y visualizando el Choripan, la calle peatonal con 'stands'/ carritos asadores, estos mismos con sus puestos donde se encuentran los aderezos para el plato de su elección y una heladera con todo tipo de gaseosas y una que otra cerveza.

Paramos en el primero que vimos: 'Parrillada el Torito', el cocinero allá atrás, con su variedad de carnes, tienen de todo tipo: niño perdido, paloma, paloma perdida, sorpresa, res, cerdo...En fin, yo como no había tenido la experiencia, pedí un choripan, ya lo tenía fichado, lo traía en la cabeza desde que salimos del apto, J-E pidió una bondiola, para aquellos incultos que no saben lo que es, es carne de cerdo (and God knows what else) picada. Algo que me marcó de mi estadía en Argentina es que a pesar que hablamos el mismo idioma, en una gran cantidad de oportunidades las personas no me entendían cuando hablaba, sí tal vez sea porque no digo el 'shhh', pero igual me perturbó un poco pues debía acudir a J-E para aclarar lo que decía...qué tan loco es eso? Una colombiana pidiendole a un francés que le explique a un argentino lo que quiere para comer.

Mientras esperábamos, sentí algo de pena por Monsieur le chef, pues ahí en ese puesto detrás de ese asador, las gotas de sudor que rodaban por su frente (y probablemente por todo el resto de su cuerpo) no pasaron desapercibidas. Cuando estuvo lista nuestra comida proseguimos a recogerla, el hombre en su eterna sabiduría nos dio el choripan y la bondiola, cada uno con su respectiva servilleta, la cual en menos de tres segundos estaba completamente transparente.

Proseguimos con los aderezos los cuales varían entre ensalada de tomate,lechuga, cebolla, salsas de todos los colores y sabores, vinagretas y como veinte platos más llenos con quien sabe que más. La verdad, el choripan eran tan grande que el pensar agregarle algo más parecía imposible pero pues igual tratamos. La parte más simpática de esta experiencia es saber como carajos hacer para comerse esa cosa, uno la mira por todos los lados, abre un poco la boca y trata de morder, no, no era por ese lado...bueno trate por otro. Para los que creen que comerse un perro caliente (o pancho) es difícil, recomiendo que se abstengan de comerse uno de estos, corren el riesgo de 1. Que el choripan termine como decoración de la ropa que llevan o 2. Atragantarse en el intento.

La conversación mientras que comíamos fue nula pues el grado de concentración que se requiere para comerse una cosa de esas es bastante elevado, fijarse que no se este cayendo un pedazo por ningún lado, que no se vaya a manchar la ropa, tratar que la única servilleta que le dieron no se engrase a una velocidad descomunal para al menos poder tratar de limpiarse la boca. Unos minutos después debimos pedir más servilletas, era cuestión de urgencia. Al finalizar la comida, simpática idea pues uno al ver el tamaño de estas comidas no cree que pueda acabarlas, nos miramos y miramos nuestras panzas las cuales debieron haber crecido unos cuantos centímetros. Uno se dice: ah, no eran tan grande o tan pesado después de todo...dele uno o dos minutos y siente como su peso se va acomodando en su sistema y luego sabrá que si no se mueve inmediatamente para bajarlo un poco, es muy probable que se quede bloqueado en el sitió en donde se encuentra sentado.

Luego de 300 servilletas y respirar muy profundo, nos pusimos de pie y proseguimos a buscar un sitio donde lavarnos las manos, J-E evidentemente aprovecha la situación para ser una nalga y mojarme con el chorrito de agua y así en vez de lavarme las manos terminé casi bañada. Luego de esta saludable comida, decidimos continuar con nuestro plan saludable y caminamos o pues, rodamos por la Costanera Sur.

Esta es una experiencia 100% argentina, la gente está ahí comiendo tranquila, cuestiones de sanidad e higiene olvidadas por completo pues siempre está bien comerse esa comida que no se está muy seguro de donde viene, cuanto lleva ahí o en qué condiciones fue preparada porque al final sabe delicioso y quita el hambre por tres días. Gente trotando, tomando mate sobre el borde de la avenida, jugando futbol y haciendo picnics, buena música de fondo para acompañar...or maybe not, pero bueno, el ambiente esta ahí, es sólo cuestión de ir a disfrutarlo. Una de las tantas cosas que hace que enarmorarse de Buenos Aires sea tan fácil...un paro cardiaco para llevar por favor.


"Buenos Aires se ve...tan suceptible,"